Tu gaviota, mi gaviota, tu calle infinita, todos los negros portales, los pasados años ajenos, los ojos de los niños de la calle, el dolor y la sangre, el olor a pesca, el olor a mujer, el olor a historia, el acordeón y el fender, el Oporto y el Madeira. El ruido a hierro con oxido rozando, y las manos, tus manos.
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