domingo, 19 de julio de 2009

13.56


Sinead O'Connor




La bruma del tren se desparramó por el trozo de anden que aún veía a medida que subía por la escalera mecánica,poco a poco el triangulo visual que iba menguando me dejó esa sensación de un adios infinito y prolongado en el tiempo. Su recuerdo , ese recuerdo aún nuevo y fresco inundó mi pecho. Ella formaba parte de mi vida , de mi alma , de mi corazón. Jamás me habían querido tanto, un amor sin condiciones y luminoso como la luz de aquel día.

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Puente de Toledo (Madrid) año Mari-Castaño
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