Fumaba como un carretero, Marlboro, tabaco mayor donde los hubiera, el cenicero siempre rebosante, el café con la leche condensada y un ictus de perdida en el espacio , su espacio interior, tecleteando continuamente el maltratado portátil. Chateaba y chateaba, horas y horas . Al levantarse , al acostarse, apenas dedicaba unas horas a limpiar la estancia y a preparar el sustento para sus hijos. Ella se daba cuenta y se sentía mal, sin embargo al inicio del siguiente instante, otra vez estaba inmersa en el enorme océano de las medio palabras enviadas al cesto de la Red Infinita.
Alguna vez se percató, que al acostarse, ya bien entrada la madrugada, aquel día no se había duchado y no se había cambiado de ropa. Toñi se lo advertía de vez en cuando, mamá que no te has cambiado!. La rabia la podía y así atacaba a su hija con otro desplante sobre ella, -Y tú no has recogido la cocina!!, Uhm.! Su hija no podía entenderla, ella se sentía bien, en aquel mundo nuevo por explorar, suplantaba su personalidad en un intento de quitarse los ropajes que ella no quería, su poca determinación, su baja autoestima, la dependencia de sus padres, su negativa a ser responsable de su vida y la de sus hijos, su miedo a crecer y convertirse en madre y mujer adulta. Qué bonitos aquellos días, los preparativos de la boda, la boda misma, el viaje de novios. Hasta que todo cambió. Pensaba que le había dado tanto, prácticamente todo. Le quería con cerrazón. Y Él tan solo desplantes, ruina y alcohol. No podía.
Prefería ser Martina , una chica de veinticinco y ser continuamente alagada por Rafa27, perseguida, floreada, acosada, amada con locura. Por fin las teclas las controlaba Ella. ¿Mi Mundo¿ pensaba mientras sorbía un poco de café y encendía el penúltimo cigarrillo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario