sábado, 25 de diciembre de 2010

Un poema para Petra









Tú que me hiciste sonreír

Que me diste más amor del que se puede dar

Que te refugiaste en mí

Que la Luna en tu tez, luminosa y clara.

Tú, mujer de una sola pieza

Y sin embargo, tierna y frágil

De mil sabores de entre los cálidos

Tú, lienzo de: Y el oro de sus cuerpos

Viejo Gauguin, de cantos y de mares

Como agua templada entre mis piernas…

“Él os quiere gozar a lo que entiendo

Si os coge en esta selva tosca y ruda”

De Quevedo Villegas y sus amoríos

En la Baja Cava (o Cava Baja, que viene a ser lo mismo)…

Tu mujer intemporal y hippy de los sesenta

Y madre de los ochenta..

Amante, amiga, compañera..

Fiel izquierda, fiel al sufrimiento y al verde llanto,

No por ello de los objetos opacos,

Té, hierbabuena y marihuana, todo en uno.

El amor que no cesa..

Y el Románico y el Visigótico

Y los rascacielos de Wall Street cuando Lorca

Y el Millas más tierno y aniñado..

Hasta la radio que vocea..

No es el NO-DO que es Wikipedia

Nunca ni “naide” romperá el invisible lazo…

sábado, 20 de febrero de 2010

La mudanza










La Mudanza

Decidida la mudanza, desmontamos todos los muebles, la alacena, los colchones, los somieres, todas las pelusas escondidas en los más oscuros rincones salieron al paso de la luz, revoloteaban por el suelo, animadas y sonrientes.

Descolgamos los cuadros que me regalaron mis amigos y familiares, el bodegón de Chardín y las mujeres corriendo por la playa de Picasso, copia de mi madre.

Las ropas estaban en total desacuerdo de donde estaban, encima de las tazas de café en unos cajones en medio del pasillo.

Tomamos poco a poco todos y cada uno de los muebles para bajarlos por la escalera de madera. Los objetos más extraños venidos de las correrías de mis amigos estaban a la luz del día, desubicadas de sus alojamientos habituales, en las repisas de cristal.

Tomé mi pie y lo coloqué en la caja dónde decía material desechable. Mi brazo no estaba en el lugar que correspondía, en el cajón de las camisetas. Mi cara necesitaba una limpieza con agua y jabón, es por eso que decidí guardarla en el estante de la ropa de invierno.

Al llegar al nuevo apartamento, la colocación de los muebles en sus lugares habituales no cuadraba con las medidas de las paredes y los espacios de paso estaban más estrechos que en la casa de la calle Pensamiento. Sin embargo, pensé: me apañaré
Estaba agotado, así, en estas me tomé una ducha. Desenrosque la cabeza y la enjaboné en el barreñito azul, la dejé en remojo con un poco de lejía. Intenté averiguar dónde estaba la pasta de dientes, pero al abrir un par de cajas desistí del intento, no tenía la menor idea de donde podría estar. La bombilla del espejo de baño estaba mal porque se apagaba y encendía a su capricho, como tenía los pies mojados decidí no tocarla por no causar algún problema. Mientras me enjabonaba las piernas pensaba si la espalda estaba en la cocina o en el dormitorio principal, pero no recordaba bien. Ella siempre me demostró su independencia y libre albedrío, yo no tenía ningún derecho a pensar mal de Ella, así de simple descargué mi mala conciencia.

Para la noche todo estaba tomando color, el móvil estaba con su cargador, el especiero colgado en una reluciente alcayata, la radio amenizaba mi tiempo del inicio de mi nueva vida, en esa ocasión M80, mi radio afín. Comprobé que tenia tabaco suficiente para esa noche y para el inicio de la mañana. En el sofacito de mi preferencia de dos plazas, resultado de una de las donaciones de mi hermana, estaban todos los cojines y probé su confort. Estaba en un espacio nuevo, nuevos colores, nuevas ubicaciones y vistas, mis ojos reposaban junto con sus lentes en el cenicero plateado de Egypt, las fotos de mis hijas en mi guarida privada. En la mejor pared. Me levanté y al ver el dormitorio principal de repente observé que mi ánimo descendía al comprobar encima de la cama una montaña de ropas, de cds, de cajones llenos de los más variopintos objetos de decoración, de cocina y hasta mi intestino delgado, así como mis películas y mis libros, siempre mis libros, aquellos libros que siempre me han acompañado como hijos adoptados de un correccional. Mis viejos y nuevos libros, aquellos todos que me hacen desenfundarme y aviarme para mi penúltimo viaje.





viernes, 1 de enero de 2010

8 (2)











Te corres como si estuviera lloviendo,
Empapado el jardín
Y almidonado tu cuarto
De manzanas y jazmín

Me suenan tus guitarras en mis manos,
Me huelen las yemas de los dedos a tu cariño
Es como transitar en la noche las curvas de la Luna
Husmeando en sus entrañas de libertina noctambula

Y el paraguas de la almohada,
Blanca como la cabellera de cascada
Como el manantial verde de aleteo y de alas
Blanca, húmeda, transparente y libre entre los dedos

Te corres, cascarilla, sin poder hacer nada
Sintiendo en tu ser como es el azul del cielo
Y el blanco de las nubes

Tus manos caracolas, tus ojos estanque, tu boca ay tu boca!!

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¿y tu coño en mi boca
Y tu boca en mi pene
Y tus jugos en mi azúcar
Y tu cordón en mis dedos,
Y tus dedos en mi vientre
Y tu cara de placer en mi espejo
Y mi placer en tu cerebro
Y tu juventud rodeando mis hojas
Y tu seguridad en mi paciencia
Y mi paciencia en tu espalda
Y tu bondad en sonrisa abierta
Y mi felicidad en tu calma
Y tu cuerpo fresco en mi cima
Y mi cima resplandeciente
Y tu identidad descubierta
Y mis gozos tan dentro de ti..
Y descubrirte tu misma
Sin sabana y sin coraza ¿herédere¿
Cuan placer reescribirte desde tu alma!
Venga chica!, sé tú.. sin identidades falsas!..
¿y tu coño en mi boca
Y tu boca en mi pene.


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" Si el amor no sabe cómo dar y recibir sin restricciones, no es amor, sino una transacción que nunca deja de insistir en más o menos. "
Emma Goldman (27 de junio de 1869 ¿ 14 de mayo de 1940). Célebre anarquista de origen lituano conocida por sus escritos y sus manifiestos libertarios y feministas, fue una de las pioneras en la lucha por la emancipación de la mujer.

20¡58


"Yo soy libre solamente en la medida en que reconozco la humanidad y respeto la libertad de todos los hombres que me rodean."

Mijail Bakunin

20y53


u negro coño en penumbra,
Sobre la almohada, sobre la mesa, sobre la cara,
Debatiendo entre cálidas aguas de isla,
Se libera rompiendo sabanas,
Se va al viento como cabellera,
Hoy jugoso, mañana más,
Más quisieran las especias tu sabor, tu olor, tu color,
Ayer malva, hoy grisáceo oscuro
Como si de un callejón a la intemperie cargadito de mafiosos
Entre tiro y tiro: ametrallamiento, entre burbujas de sangre:
Gritos alocados de pánico horrendo, huyendo despavoridos
Sensaciones fuertes y verdaderas
Tu cóño almizcle, negro su vertiente externa
Poco a poco rojizo, rojo intenso dentro de la caverna,
No es necesario el pedernal ni la yesca, arde
Se combustiona a la mar de bien
Arde como el arde el volcán, haciendo escuela!
Tu negro y rojo coño, ¿coñomí¿
Tu coño de perejil y de frambuesa
Cuando muera, que sea latiendo dentro de ti,
Empapado de tu marea.

20ç19



El culo de una mujer no es una cesta de frutas, aunque me temo que se asemeja mucho. No es un resplandeciente amanecer cuando el sol acaricia la piel de La Tierra. Tampoco es un barco de trasmallo chorreando sardinas en sus bodegas. Ni siquiera La Pagoda de Fisac, demolida a buen recaudo por los munícipes del Ayuntamiento pero alojada en mi memoria como el primer beso que te di. No imagino el mundo sin las reposaderas de una mujer.
El culo de una mujer, de una buena mujer, se acrecienta en las subidas y en las bajadas hace honor a su delicadeza. Se aligeran los cachetes y uno va para allá mientras que el otro viene hacia acá. Cosa más linda y sensual, jamás vi. Nos podemos fijar en sus muslos y en sus pechos, en sus redondeces de vientre y de hombros, de sus codos, y qué decir de sus rodillas, autentica vanidad de la Señora Naturaleza, sin embargo mis ojos, estos ojos que mi bendita vieja me dio, con sus lentes y todo, no pueden evitar el inquirir en los detalles de este buen culo.
Cuando anda es como si el fulgor de un tsunami barriera la calle, pero¿¿ qué decir cuando se sienta en un banco del parque?, bajando tenuamente sus medidas hacia la madera del asiento, ¡quien fuera banco!. Colocase convenientemente la falda con las piernas cruzadas, queda el buen culo en reposo de las miradas, aunque soporte todo el peso de tan bella figura.
Hay todo un álbum de finas costuras apreciables por debajo de la fada (nótese que el pantalón , ni siquiera lo menciono), según sea o acostumbre la buena mujer de utilizar su ropa intima, con autenticas calzas de las de antes, con bragas más llevaderas, de las de algodón, un poco más livianas tal vez, siendo perfectamente distinguible sus gustos, o como se acostumbra en esta parte del tiempo, los diminutos tangas que son perfectamente ¿transportables¿ con una pieza en el bolsillo del vaquero a modo de recambio por lo que pudiera pasar. Personalmente no tengo una opinión forjada en cuanto a esto último de los tangas. Tengo serias dudas de si son atractivas o sensuales, según la mujer, además de su edad, también su volumen. A decir verdad estoy perfectamente identificado con las ropas íntimas de las de antes de esta moda.

El culo en movimiento nos indica a modo de conocerla, si es más femenina o más masculina, si esta descompensado con su cuerpo, o si es demasiado pequeño a modo de breva o tal vez demasiado grande a modo de campo de futbol. Sugiero mejor el mediano, donde poder agarrarse previendo la supervivencia. Donde poder darle crema de ¿Denenes¿, o ponerle una inyección llegado el caso. Esta última acción además de cariñoso puede ser humorístico después de darle un par de cachecitos para engañarla antes de clavarle la aguja. Después un buen beso en sus sonrosadas mejillas es como que te libera de semejante tortura.
Que haría yo por un buen culo!, mejor en movimiento, apresurada o mirando escaparates. Me quedo como un reloj.

Gracias a la vida que me ha dado tanto!.

22.05


Se quedó dormido debajo del coche mientras reparaba el tubo de escape, puede que el cansancio de la noche anterior le jugara una mala pasada, había estado en el templo hasta bien tarde, siempre era de los últimos, le apetecía mucho disertar con sus parroquianos casi todos rumanos, aunque él era de una nacionalidad indeterminada. También era indeterminadas su percha, su color y su edad. Muchos pensaban que rozaría la cuarentena, aunque algunos otros pensaban que no tendría más de treinta y cinco. Su tez apenas mostraba pelillos de barba ni de bigote, tan solo una leve hilera vertical de pelillos a modo de perilla le bajaba por debajo del labio inferior hasta la barbilla.
Se puso el chándal de trabajo, reservaba uno en el armario superior que consiguió a buen precio en el almacén de Oehler. La caja de herramientas figuraba en el suelo con todas las llaves bien colocadas en hilera y sujetas por un par de abrazaderas a modo de argolla en las partes superior e inferior de cada una de las piezas, salvo la 23 que reposaba ya sin presión en su mano derecha, había alguna leve respiración con más energía sin llegar al ronquido.
Era muy temprano, así que por aquella plaza cerrada y dando casi la espalda a la avenida Principal no pasaba nadie, seguro que casi todos los integrantes de aquellos edificios de los años cuarenta dormían plácidamente en sus confortables camas.
El automóvil era robusto y bien diseñado, tenía muchas influencias de alguna empresa alemana, esto a él le reconfortaba, le gustaba conducir por las afueras de la ciudad con tranquilidad y seguridad. Sus paseos vespertinos en el auto por la ruta de la Universidad eran placenteros, cómodos y relajantes. Luego de guardar convenientemente el soberbio auto en el garaje alquilado tomaba una cena de lo más frugal antes de entregarse a su pasión: la lectura. Aquel ¿dái- que quedó dormido llevaba la agenda con retraso, este contratiempo le dificultaría su equilibrio emocional. Seguro


Puente de Toledo (Madrid) año Mari-Castaño
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