sábado, 25 de diciembre de 2010

Un poema para Petra









Tú que me hiciste sonreír

Que me diste más amor del que se puede dar

Que te refugiaste en mí

Que la Luna en tu tez, luminosa y clara.

Tú, mujer de una sola pieza

Y sin embargo, tierna y frágil

De mil sabores de entre los cálidos

Tú, lienzo de: Y el oro de sus cuerpos

Viejo Gauguin, de cantos y de mares

Como agua templada entre mis piernas…

“Él os quiere gozar a lo que entiendo

Si os coge en esta selva tosca y ruda”

De Quevedo Villegas y sus amoríos

En la Baja Cava (o Cava Baja, que viene a ser lo mismo)…

Tu mujer intemporal y hippy de los sesenta

Y madre de los ochenta..

Amante, amiga, compañera..

Fiel izquierda, fiel al sufrimiento y al verde llanto,

No por ello de los objetos opacos,

Té, hierbabuena y marihuana, todo en uno.

El amor que no cesa..

Y el Románico y el Visigótico

Y los rascacielos de Wall Street cuando Lorca

Y el Millas más tierno y aniñado..

Hasta la radio que vocea..

No es el NO-DO que es Wikipedia

Nunca ni “naide” romperá el invisible lazo…

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Puente de Toledo (Madrid) año Mari-Castaño
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