Tú que me hiciste sonreír
Que me diste más amor del que se puede dar
Que te refugiaste en mí
Que la Luna en tu tez, luminosa y clara.
Tú, mujer de una sola pieza
Y sin embargo, tierna y frágil
De mil sabores de entre los cálidos
Tú, lienzo de: Y el oro de sus cuerpos
Viejo Gauguin, de cantos y de mares
Como agua templada entre mis piernas…
“Él os quiere gozar a lo que entiendo
Si os coge en esta selva tosca y ruda”
De Quevedo Villegas y sus amoríos
En la Baja Cava (o Cava Baja, que viene a ser lo mismo)…
Tu mujer intemporal y hippy de los sesenta
Y madre de los ochenta..
Amante, amiga, compañera..
Fiel izquierda, fiel al sufrimiento y al verde llanto,
No por ello de los objetos opacos,
Té, hierbabuena y marihuana, todo en uno.
El amor que no cesa..
Y el Románico y el Visigótico
Y los rascacielos de Wall Street cuando Lorca
Y el Millas más tierno y aniñado..
Hasta la radio que vocea..
No es el NO-DO que es Wikipedia
Nunca ni “naide” romperá el invisible lazo…