martes, 6 de enero de 2009
Chernóbil
Chernóbil
Ya no los niños,
ni los ancianos,
ni tu sonrisa cuando hacías el pan,
ya no vendrá papá
con el uniforme por la carretera nueva,
ni cantarán los pájaros,
ya no la vida,
ni el sonido de las bicicletas
ni el sol calentado al lagarto,
tan solo una lluvia marrón,
un frío en el tuétano
y el silencio y la quietud,
en el tobogán de la vida.
Que el olor a tierra mojada
y a guiso familiar
florezca en esta Tierra Ancha.!
como cuando nos encontramos.
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