Lejos , los días de azul,
por una rendija inesperada
Todos los caminos conducen al amor
El hombre reglado
El hombre era reglado aunque taciturno, bostezaba después de la siesta, ya había recogido todos los enseres de la habitación y de la sala, las plantas estaban frescas y últimamente muy cariñosas a decir de la cantidad de capullos. Necesitaba hacer aquellas llamadas, sin embargo en un compromiso interno con poco estimulo, al cosa quedó en eso , llamaré si, pero no hoy, tal vez mañana, aunque tendría que haber llamado, la culpabilidad súbita quedaría sinuosa después de salir a hacer las compras. La tarde en la calle y ésta con aquella era un poco plomiza, el ruido característico del trafico rodado, la parada del autobús, los árboles despojados de algunas hojas, cada vez mas.
La señora estaba sentada en el asiento de la marquesina, se veía que acababa de arreglarse, todo en su justa medida, las dobleces perfectas de sus mangas, su pierna, una encima de la otra, su sonrisa recién pintada, asomaba una tranquilidad y un confort dentro de sí aquel ser, que no dejaba lugar a la duda. Hasta el hombre reglado llegaba el perfume, era dulce pero sin ser pastoso, fresco pero que se dejaba acariciar.
Para cuando llegó al almacén, la oscuridad se había tragado la poca claridad de la tarde que tanto gustaba al hombre reglado.
Quería, por favor un par de calcetines, no de hilo , ni de lana , por favor que sean frescos pero ponibles, que sean discretos , pero que no caigan como esas medias negras, de finísima estructura que nunca me gustaron. Sí me gustan estos con la boca fuerte pero que no se trasparentan ni tampoco agobian como los de lana.
Muchas Gracias