jueves, 29 de enero de 2009

Lejos











Lejos , los días de azul,

lejos los días entre las callejuelas,

lejos , inmensamente lejos e inabarcables

tan lejos como el tunel de nuestra vida

ayer mismo, casi, sin embargo muy muy lejos,

me resuena tu voz y tu alegria, tu tranquilidad

por una rendija inesperada

tus besos y tus cálidas manos,

manos llenas de trabajo y tesón

tus opiniones desmenuzadas,

como un plato de pescado junto al puerto,

tus rizos y tu sonrisa de media tarde,

tu voz clara y parsimoniosa, llena de encanto

lejos, lejos ..ya muy lejos....


martes, 6 de enero de 2009

Chernóbil



Chernóbil

Ya no los niños,
ni los ancianos,
ni tu sonrisa cuando hacías el pan,
ya no vendrá papá
con el uniforme por la carretera nueva,
ni cantarán los pájaros,
ya no la vida,
ni el sonido de las bicicletas
ni el sol calentado al lagarto,

tan solo una lluvia marrón,
un frío en el tuétano
y el silencio y la quietud,
en el tobogán de la vida.

Que el olor a tierra mojada
y a guiso familiar
florezca en esta Tierra Ancha.!
como cuando nos encontramos.

jueves, 1 de enero de 2009

El hombre reglado


El hombre reglado

El hombre era reglado aunque taciturno, bostezaba después de la siesta, ya había recogido todos los enseres de la habitación y de la sala, las plantas estaban frescas y últimamente muy cariñosas a decir de la cantidad de capullos. Necesitaba hacer aquellas llamadas, sin embargo en un compromiso interno con poco estimulo, al cosa quedó en eso , llamaré si, pero no hoy, tal vez mañana, aunque tendría que haber llamado, la culpabilidad súbita quedaría sinuosa después de salir a hacer las compras. La tarde en la calle y ésta con aquella era un poco plomiza, el ruido característico del trafico rodado, la parada del autobús, los árboles despojados de algunas hojas, cada vez mas.

La señora estaba sentada en el asiento de la marquesina, se veía que acababa de arreglarse, todo en su justa medida, las dobleces perfectas de sus mangas, su pierna, una encima de la otra, su sonrisa recién pintada, asomaba una tranquilidad y un confort dentro de sí aquel ser, que no dejaba lugar a la duda. Hasta el hombre reglado llegaba el perfume, era dulce pero sin ser pastoso, fresco pero que se dejaba acariciar.

Para cuando llegó al almacén, la oscuridad se había tragado la poca claridad de la tarde que tanto gustaba al hombre reglado.

Quería, por favor un par de calcetines, no de hilo , ni de lana , por favor que sean frescos pero ponibles, que sean discretos , pero que no caigan como esas medias negras, de finísima estructura que nunca me gustaron. Sí me gustan estos con la boca fuerte pero que no se trasparentan ni tampoco agobian como los de lana.

Muchas Gracias


Puente de Toledo (Madrid) año Mari-Castaño
Powered By Blogger