domingo, 16 de noviembre de 2008

Ademán del vulcanólogo



Ademán del vulcanólogo

La lluvia de cenizas,
bañaba su palacete
de Catania,
sus zapatos de perfil y de terciopelo,
sus muebles de caoba y sus lámparas de Bohemia

Adoraba a su esposa,
veintidós años menor,
su progresión exponencial,
apenas una fierecilla domada de los arrabales de Londres

Hefesto son sus cíclopes y gigantes
y la bella Etna de cabellos al viento
con sus delicados muslos en caballo de mar
corre por las playas despreciando las tormentas..

Y ahora mientras Ella, siempre Ella, con sus silencios
cuando hay que guardar silencio, y sus cantos cuando hay que cantar..
amartillea mas que toca las teclas de la pianola del XVI

El cráter de esta dama ancha y fuerte,
envolvente y sensual
torna en rojos embravecidos
como dándote las manos,
los brazos y toda ella, Él

Y sus cenizas y su tormenta gris
bufa y grita y resuena y el suelo hace temblar,
algunos turistas despavoridos , otros, los de la aldea,
calzan bota de dura suela, Guido
ven y ayúdame con los telémetros
hemos de acariciar su dulce vientre.

El cráter, la olla encendida como una mujer,
voluptuosas fumadas que absorben las mas altas nubes,
el suelo arde, como arde su boca, quema,
calcetines gordos, dos pares mejor.

Y su bella esposa, bella, delicada, apenas poseída
suspira y canta y maltrata la pianola.

Un sobrino suyo, ávido de libras,
ha ido a verlos , así sin pensarlo,
el vulcanólogo tiene mas tiempo.

Su Guido, su Etna, su pasión,
sus fibras de otra época,
su sabiduría y su vasta educación
Brighton.., Hastings…, Cambridge.., Oxford…

Thank you my dear Adrien!, very Thanks!

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Puente de Toledo (Madrid) año Mari-Castaño
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